CONTADOR DE VISITAS

viernes, 19 de agosto de 2011

CAPITULO III




El día llegaba, aún lluvioso. La humedad hacía más insoportable la jornada. En el trabajo estuvo pensando en la ayuda de aquel desconocido, si iría a esa cita y el rostro angelical de aquel muchachito que había estado hablando la noche anterior le rondaba en su mente.
Una brisa suave y fresca se coló por la ventana e hizo mover la blanca cortina de gaza.
El sol decaía lentamente por el occidente, que daba hacia el frente de la pequeña casa. Observó nuevamente el reloj y vio que marcaba las diecinueve horas. Suspiró y también bostezó porque tenía sueño, además la depresión la iba ganando de a poco. De repente sintió que alguien llamaba a la puerta mientras el teléfono sonaba…
-Ya voy…
Corrió hacia la misma y la abrió, sabía que era él ya que el auto se hallaba estacionado al frente de la casa y le dijo: -Entra…
-Bien… (Contestó cerrándola).
Caminó unos pasos hasta entrar al living y se sentó en un sillón mientras prestaba debida atención a lo que ella hablaba en la otra habitación.
-No… lo siento… pero no puedo aceptar… sí… no… no lo tome de esa forma… pero es un compromiso para mí que no quisiera iniciarlo ahora… claro… sí… sé que no tengo a dónde ir a vivir pero… sepa disculparme… no puedo… no… lo sé…
Luego de sucederse tres minutos, y al ver que ella no regresaba decidió ver qué ocurría. Después de pasar la puerta aquella que se encontraba abierta, la halló sentada sobre una silla con el tubo del teléfono, aún entre sus manos y el rostro cubierto de lágrimas. Se sentó lentamente sobre la cama, la cual la cubría un fino acolchado color crudo de hilo. Mientras le hablaba tomó el aparato para volverlo a su sitio.
-Sé que no debo inmiscuirme en tus asuntos pero veo que estás pasando por un mal momento… tal vez debería irme y volver otro día.
Ella contestó desesperadamente:
-No… por favor… necesito que te quedes… no quiero estar sola… por favor.
-Bueno… me quedaré… pero necesito saber si es posible… el problema que te está aquejando.
El timbre sonó nuevamente a lo que se puso de pie y luego de disculparse, lo dejó solo nuevamente. Él, sin pensarlo, se paró detrás de la misma para escuchar…
-No Karen… lo siento… pero no puedo aceptar la ayuda de un extraño.
-Pero no es un extraño… yo lo conozco.
-Vos… no yo…
-Me enteré de que estás saliendo con uno de los integrantes de Duran Duran...
-Rápido… rápido…
-Rápido… rápido… (Musitó él las palabras mientras se acordaba de Nick)
-Sí… rápido… rápido vuelan las noticias… y no sé si sabes que tiene…
-Novia… novia… no me lo recuerdes… no justo ahora.
Taylor tosió dentro, sabía que la muchachita aquella le traería problemas.
-Sí… aunque hace bastante que no lo veo con ella.
-Entonces… está solo.
-No lo sé… pero estás perdiendo la oportunidad de que te ayuden.
-Ayuda… ya no la necesito… mañana debo dejar la casa… ya dejé el estudio… y no sé qué más deberé dejar… porque creo que a algún sitio deberé irme… irme… pero no Karen… no deseo esa ayuda… no… y no insistas.
-Quisiera saber el porqué.
-Mal presentimiento…
-Bueno… me voy porque veo que estás muy ocupada… sin embargo luego hablaremos de ello...
-Karen… dile a tu conocido… que lo siento…
-Adiós… luego regreso.
-Bye. (Y la quedó mirando)
La otra caminó hasta llegar a la esquina, allí un auto la esperaba. Entró y cerró la puerta.
-¿Por qué no aceptó?
-Porque está con John Taylor… dijo que lo sentía mucho… pero no iba a aceptar tu ayuda… Andy Taylor… ¿Por qué te afanas tanto en ayudarla?
-Nunca lo entenderías…
-Todo sea por el favor que te debo…
-Sí… eso mismo lo oí anoche… y te digo a ti… todo sea por John Taylor… que siempre se interpone a todo… (Puso en marcha el auto y aceleró)
La joven, que aún se sostenía el picaporte en su mano izquierda, reaccionó ante semejante sonido que produjo aquella acelerada.
Él le habló por detrás, haciendo que ella se asustara.
-Si interrumpo…
-No… (Contestó mientras lo miraba) siéntate… ¿quieres algo de beber?
-Bueno… dame cualquier cosa que tengas…
-No tengo whisky… (Sabiendo que él era un muchacho adinerado)
-Dame de lo que tengas. (Agregó sonriendo y se sentó)
-John… creo que este no es un buen momento… para…
-¿Quieres que me vaya?
-No… ya te lo dije… es que tengo un champagne en la heladera… y sé que no es hora de beberlo… sin embargo…
-Qué te parece si voy a buscar una buena comida para que lo acompañemos… ¿De acuerdo?
-Por supuesto… claro que sí. (Contestó un poco más contenta) Gracias.
-¿Por qué?
-Por estar aquí hoy conmigo.
-Te prometo que siempre estaré contigo, si me lo permites. (Se acercó y le acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja) Ahora me voy y enseguida regreso.
-Te espero… no me falles.
-¿Por qué lo haría?
-No lo sé… siempre termino sola en los peores momentos.
-Regreso enseguida… no me tardo… Por nada del mundo me perdería este acontecimiento.
-Estaré esperándote. (Pronunció con voz melancólica, como presintiendo lo peor)
-No me tardo… (Contestó el joven lleno de felicidad)
El regreso tardó tiempo, ya que Taylor sufrió un accidente…
-¿Casual? (Y lo miró)
-No… no fue casual Nick… no lo fue, yo venía bien… crucé bien la calle… apareció de la nada…
-Y a la nada se dirigió… (Habló Roger, cambiando la pierna de posición)
-Pero ella debe haberse enterado…
-No lo sé, Nick. La casa está vacía. Creerá que la engañé…en verdad creerá eso. (Y volvió a sentarse)
-En algún lugar debe estar. (Habló el más joven del grupo, Nick Bates) Simon… ese conocido tuyo…
-Se murió Nick… ¿hasta cuándo quieres que te lo diga? (Y caminó de un lugar hacia otro)
-Lo siento… no lo recordaba… es que me pone mal todo esto.
-Deberías poner varios avisos. (Recomendó Roger)
-Sí… muy bien… eso haré.
-A mi ver… ella no querrá saber nada contigo… John.
-Gracias Andy… Amigo… sé que si supieras algo de ella no me lo dirías.
-No seas así. ¿Tan perro me crees? (Dijo sonriendo, mientras ocultaba la verdad)
-Eso y mucho más.
-¿No me vas a dejar firmarte el yeso de tu piernita…? Qué malo que eres… piensa… ¿qué ganaría yo?
Sin contestarle se puso de pie como pudo, con la ayuda de las muletas y se colocó frente a la ventana que daba hacia una de las principales avenidas de Birmingham, para ver , desde el segundo piso, a la multitud que pasaba por allí. En el momento que ella cruzaba la calle, él giró la cabeza para decirle a Simon:
-No creo que pueda recuperarla… además es como dice Andy… (Y trató de buscarlo con la mirada)
-Se fue John… Andy ya no está en la sala.
En ese instante el teléfono sonó.

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