CONTADOR DE VISITAS

viernes, 12 de agosto de 2011

Capitulo II


Luego de recorrer un cuarto de la ciudad de Birmingham, el auto se detuvo frente a una pequeña y humilde casa blanca con rejas negras, con dos enormes ventanales que se hallaban abiertos, un diminuto jardín lleno de rosas multicolores, y una perra ovejera alemán al cuidado de dos enormes gatos. El muchacho apagó el motor y la música se expandió por el vehículo, Claro de luna de Beethoven llenaba aquel. Ella no decía nada, no quería meterse en lío, pero su sola presencia la atraía, por algo siempre iban al mismo bar con su amiga Sindi. Él, sin embargo, era un joven que la vida le había jugado muchas en contra, su ex novia, René, actualmente lo perseguía, no dejando que nadie se le acercase, pero así y todo estaba ilusionado, y lucharía contra viento y marea, para que no se interpusiera en esa relación que recién comenzaba, aunque sus enemigos eran bien visibles, solamente que muchos se escondían tras una falsa sonrisa. Fue entonces que le dijo:
-Este… ¿estudias o trabajas?
-Las dos cosas, pero creo que una de las dos voy a tener que dejar.
-En… ¿qué trabajas?
-Soy ayudante en la biblioteca de la Universidad
-Y… ¿qué estudias?
-Hasta ahora… hasta hoy estudiaba para ser doctora
-Y ¿por qué hasta hoy? ¿Qué te sucedió?
-Elevé mi renuncia, no puedo con todo. (Y miró hacia la casa. Sabía que pronto debería desocuparla, sabía que sus sueños estaban en bancarrota, sin embargo lo miró y suspirando dijo) Sé que pronto todo se va a solucionar, no sé por qué, pero presiento que sí.
-Si pudiera ayudarte en algo…
-Es tarde, mañana debo levantarme a las siete.
-¿Puedo verte luego?
-Bueno… este… tu nombre es…
-John Nigel.
-El mío es…
-Ya lo sé… no hace falta que me lo digas… Sally….
-Te espero…
-¿Puede ser como a las siete?
-Bueno, estaré preparando un último trabajo de patología… lo hago para no perder la costumbre, pero… gracias por haberme traído… este… ¿quién te dijo mi nombre?
-Mañana… bueno… hoy te lo cuento.
-Ok… gracias nuevamente… (Dijo bajándose del mismo. Cerró la puerta, la lluvia la mojaba entera. Se detuvo frente a la puerta, buscó la llave dentro de su pequeño bolso, la introdujo, abrió y desde allí lo saludó al joven, que aún la observaba. Tocó bocina y luego puso en marcha el vehículo para luego desaparecer entre la cortina de agua, que no paraba.)
-Durante el camino meditó en las palabras de ella, deseaba ayudarla, pero primero debía saber si aceptaría su favor… Sally era diferente, ese tono nostálgico y triste de su voz, su mirada perdida y a su vez esquiva, su figura delicada, su cabello castaño, sus ojos, todo lo cautivaba, todo. Guardó el auto en el garaje. Abrió la puerta, y al encender la luz se halló con una pequeña sorpresa.
-¿Qué están haciendo aquí? (Y colgó las llaves en el tablero, al instante que se quitaba la campera)
-Nos moríamos de la curiosidad… (Habló Nick)
-John… no preguntes cosas obvias…
-Lo siento Simon, me parece que falta audiencia. (Dijo sentándose)
-Puede ser, pero creo que estamos los que más te queremos.
-Dirás… los más curiosos
-Bueno… ¿y?
-Y… y… me gusta toda… (Dijo mientras se desplomaba en el sillón bordó)
-Pero hay un pero…
-Si Nick, hay un pero…
-Es casada
-No Simon… se me va a hacer un poco difícil avanzar… no es igual que las otras. Además está pasando un mal momento…
-Eso es feo… ¡qué feo…! muy aburrido… amigo.
-Elevó la renuncia de la carrera que estaba estudiando.
-¿Renunció?
-Sí Nick… se me hace que no es por falta de tiempo, sino…
-Por falta de lo que te sobra a vos…
-Sí… dinero… eso es lo que necesita… pero le saqué una cita para mañana… me dijo que fuese a su casa a buscarla.
-Ve despacio… John… sé porqué te lo digo…
-Sí Simon… siempre que hablas me traes mala suerte… mejor sería que te conservaras callado.
-Vete al diablo (Y le tiró con un almohadón)
- Bueno… es tarde y… llueve… sé que se quedarán… tienen cuartos de sobra… Haydee tuvo su día libre… así que tendrán que atenderse solos…
-Con Haydee y sin Haydee nos arreglamos igual. John… quisiéramos que ella…
-Van demasiado rápido…
-Rápido… rápido… (Repitió Nick) quisiera que estuviese aquí con nosotros…
Taylor meditó en su cuarto. No quería equivocarse… ella era totalmente diferente a las muchachas que había tratado. No deseaba perderla.
Más allá Andy discaba aquel número que le había sido difícil encontrar… luego de varios intentos pudo hablar.
-Me han dicho que estás en problemas y quisiera ayudarte.
-Sí, Karen me habló de usted.
-Sé que te piden la casa y has renunciado a tus estudios.
-Lo único que me queda es el trabajo.
-Mañana a las siete ¿podemos hablar?
Ella pensó en su cita, pero aquello era más urgente y contestó:
-A las siete.
-Bien… te estaré esperando en el bar de la calle Birmingham y la 75.
-Allí estaré. (Y colgó sin saber que las sombras estaban instaladas ya de su lado, nuevamente Andy comenzaba su juego sucio para separar a John de su sueño.)
El joven de ojos azules lo miró a su compañero y le dijo:
-Ya está todo arreglado. (Y le guiñó un ojo)
-Algunas veces quisiera saber el porqué del odio hacia John…
-Con sólo verlo… te darías cuenta… pero a esas cosas tú… no le das la importancia debida.
-Todo sea por el favor que te debo… Andy Taylor.
-Todo sea por esa maldita moneda al aire… la que no pude jugar…

1 comentario:

  1. No esperaba el giro que toma, el color de la historia por lo tanto no es el que imaginaba, las letras que derramas parece ser que padecen de amnesia de guiones clásicos a los que la memoria me evoca y eso me intriga, espero y con un sabor a ansiedad la próxima entrega de otro manojo de este relato que empieza a atarme de a poco como la enredadera a su árbol...besos y continúa que un lector encontró en este inmenso mar de bits un lugar bonito que descubrir.
    Un abrazo.

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